martes, 29 de enero de 2013

Días yin, días yang


Hace tiempo, cuando empecé en la Universidad, tenía un Fotolog en el que vertía todos mis pensamientos, que lamentablemente eran negativos en un 90%. O incluso en un 100%. Sí, era de lo más pesimista. Me sentía profundamente desdichada, creía que todo mi entorno era incompatible conmigo, que estaba fuera de lugar… Bueno, un sinfín de tonterías de adolescente tardía que ha sido demasiado responsable en el tiempo en que debió manifestar todas esas tonterías: la adolescencia real.

La cuestión es que empezó como un desahogo puntual para la mente, pero pronto descubrí que a la gente leía (y seguía) los  relatos oscuros y melancólicos de lo que venía siendo mi desgracia particular. Y reconozco que cada vez me esmeraba más en elaborar la entrada del día. Fuera como fuese, me hacía feliz.

Y aquí estoy hoy, unos cuantos años después, con una carrera incompleta, una profesión sin futuro, un trabajo de media jornada en el que no alcanzo el salario mínimo y viviendo con mis padres, abuelos y hermana: soportando el estrés de cargar con una carrera no finalizada, de haber dedicado años, esfuerzo y dinero a estudiar para una profesión sin futuro, de que mi sueldo no alcance para independizarme, de las constantes indirectas-directas de mi familia acerca de mi fracaso estudiantil y por último, pero no menos importante sino todo lo contrario, de soportar las continuas acciones despectivas y en demasiadas ocasiones vejatorias de mi única hermana.

Contrariamente a lo que pueda parecer, esto no será un “dejá vu” de lo que, años ha, fue mi preciado Fotolog. No. Con el tiempo aprendí que la autocompasión sólo conduce a más autocompasión. Es un círculo vicioso del que, por cierto, no resulta nada fácil salir. Mis años de lágrimas me ha costado. Aún ahora hay días en que me siento tan en el subsuelo que considero seriamente si habré vuelto a la perdición de las lamentaciones.  Y además, al final la gente se cansa de escucharte. Incluso los mejores amigos.

Lo que quiero plasmar esta vez son los días Yin y también los Yang, las dos caras de la moneda, las nubes que encapotan por completo el cielo convirtiendo nuestro día en el más oscuro, pero también el sol más radiante. Y cómo, a pesar de todo, se pueden ver las cosas con perspectiva y alumbrar los días con una sonrisa, pues eso aún podemos permitírnoslo. Pero es sobre todo una manifestación de intenciones, ya que ser una persona positiva no es tan fácil como pueda parecer. Requiere esfuerzo. Unos días más, otros menos, pero esfuerzo al fin y al cabo. El primer paso es querer hacerlo. El segundo, hacerlo.

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