martes, 26 de agosto de 2014

PD

Esta tarde he visto “P.D. Te quiero” por primera vez en mucho tiempo, por enésima vez en total, y ha sido la única de todas esas ocasiones en que no he llorado, a pesar de que esta vez tenía más motivos que nunca. Creo que al margen de que la película es tremendamente trágica, emotiva, dramática e incita irremediablemente al llanto, hoy ha tocado de verdad mi sensibilidad. Ha adquirido un significado real.

Yo no he recibido una serie de cartas póstumas con planes ni directrices ni consejos para enjugarme las lágrimas, levantarme de la cama y continuar construyendo mi vida. Todo eso lo he tenido antes, durante casi 27 años, y me han convertido en la persona que soy hoy. Los últimos seis meses no han sido fáciles. He perdido de vista el objetivo y, lo reconozco, he olvidado las infinitas moralejas de nuestras charlas. Seis meses. Es una locura de tiempo que apenas he percibido, ha pasado por mí y yo por él sin que ninguno hiciera mella en el otro. Hoy he abierto los ojos. Ya no estás conmigo para celebrar mis victorias, ni para levantar mi ánimo tras las derrotas. No estás para infundirme confianza y, sobre todo, la paciencia necesaria para seguir luchando día a día sin perder de vista la meta. Ya no estás para alardear de nieta fuerte, trabajadora y luchadora, ni para recordarme de vez en cuando esas virtudes porque, admitámoslo, a todos nos gusta un piropo de vez en cuando para sentirnos grandes por dentro, invencibles por fuera. Pero, sobre todo, no estás para regañar a la persona agria y tozuda en que me he convertido. La mala leche y cabezonería las heredé de ti, es verdad. No obstante, hay un momento y un lugar para todo. Es algo que tú llegaste a aprender y no olvidaste transmitirme. Hoy no soy la nieta de la que alardeabas, ahora lo veo.

Nuestra despedida… no la olvidaré. Has apretado mi mano hasta el final y desde el principio, desde siempre, ‘presa’. De todas las piezas que conforman el puzzle que es mi vida, tú has sido de las más importantes, y has contribuido en la creación de muchas otras. Lo que hoy tengo, lo que hasta hoy he conseguido, lleva impreso mucho trabajo y esfuerzo y lágrimas… y bajo todo eso, tu nombre. Por todo, gracias. No se me ocurre mejor forma de agradecértelo que recuperando el reflejo de todo cuanto me enseñaste. Me costará mucho, pero hasta ahora el camino no ha sido precisamente fácil y aún así lo he logrado. Volveré a hacerlo.

P.D: Te quiero. Y nunca te olvidaré.

Reacción - Atracción

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