miércoles, 17 de abril de 2013

Imágenes de crisis


Durante años, cada domingo después de comer, he realizado la misma rutina: café, periódico para mi padre, la revista del interior para mí… y a perderse. Me encantaba. A veces el reloj del salón entonaba las cuatro de la tarde y los platos seguían en remojo en el fregadero, pero no importaba porque era domingo y el domingo la urgencia no existía, y las tareas se ralentizaban sin que eso supusiera cargo de conciencia alguna.

Hace ya meses que he tenido que abandonar esta rutina dominical. La crisis. Los precios suben, los salarios, en el mejor de los casos, se congelan, y comprar el periódico cada día suponía un lujo del que decidimos prescindir en casa. Como este, otros similares: tomar un café por la tarde con los amigos, salir de tapas los viernes por la noche, ir al bar de siempre los domingos antes de comer… Esos gastos cotidianos en apariencia insignificantes, pero que sumados, hoy en día, son un elevado porcentaje del sueldo mínimo español. La crisis hace eso, convierte lo cotidiano en lujo.

Sin embargo de vez en cuando, un rayito de sol se cuela entre los nubarrones y aparece un día relativamente esperanzador. Relativamente porque en medio de días tan negros la esperanza pura parece estar extinta… Pero por pequeña o difusa que parezca es esperanza al fin y al cabo y mientras no termina de dispersarse nos permite respirar, y sonreír con tranquilidad.
Por eso, en mi casa, hay días en que recuperamos esa rutina dominical. Se compra el periódico, como algo extraordinario, y se hace “comida especial de domingo”, cuando las circunstancias nos lo permiten… cuando podemos permitírnoslo, para qué decirlo de otra forma.

En medio de tantos días de esfuerzo y de trabajo por salir adelante de vez en cuando tenemos el descanso dominical, la relajación de ralentizar el tiempo por un día.
Mi revista es XL Semanal, y este domingo mi padre me sorprendió no sólo con el ejemplar de esta semana, sino también con uno atrasado, de hace dos. Y después de mucho tiempo he podido disfrutar de un domingo como los de antes, y por partida doble. Sin embargo… no todos los artículos que he leído fueron felices. Algunos eran, como cabe esperar, un reflejo de la situación que vivimos cada día. Otros eran una ventanita de luz. Otros simplemente una lectura evasiva.

Cinco imágenes con historia y nombre propios. Cinco tragedias. Cinco vidas. Y no son las únicas que se ha cobrado la ley de desahucios en España. Texto estremecedor. El reportaje desde luego te hace tomar conciencia de la realidad en muy pocas palabras.

Sólo copiaré la frase que la revista misma ha recalcado:
“Hemos olvidado que uno tiene derecho a todo, naturalmente. Pero sólo cuando puede permitírselo. Cuando está a su alcance.”
Recomiendo encarecidamente la lectura de este artículo. Es verdad que la situación que nos está tocando vivir es difícil, que los resultados para los pequeños comerciantes son cada día más nefastos que el anterior y que levantarse cada día con una sonrisa se está convirtiendo en una tarea dificilísima, casi imposible… Pero también es cierto que quejarnos no nos sacará de esta crisis. Por nuestras familias y por nosotros mismos hemos de ponernos las pilas cada mañana antes de afrontar la dura jornada. Con la imagen de los que queremos siempre en la cabeza hemos de pensar cada día en nuevas soluciones. Y sí: abrir nuestro negocio siete días a la semana si es necesario para ganar un sustento digno.

Cinco personas de a pie que sin pretenderlo se han convertido en héroes, en salvadores. Ciertamente sus acciones fueron meritorias del título de “héroe”: dos monjas que salvaron a un hombre y su familia de ser desahuciados; un policía que salva a una mujer de ser arrollada por un tren; un albañil que salva a dos niños de los escombros de un terremoto; una azafata que asiste en el parto a una mujer en pleno vuelo; y un bombero que salva a un bebé de morir en un incendio, sin más medios que su propia persona. Salvadores. Quizás yo sea muy susceptible ante este tipo de historias… aunque mejor que cada uno juzgue por sí mismo. A mí, desde luego, se me saltaron las lágrimas.

Entrevista a Bjoern Hacker, un consultor que estudia el futuro de la eurozona. En fin… los datos son alarmantes. No puedo decir mucho más que ojalá que los políticos empiecen a moverse de acuerdo a decisiones meditadas y no dando palos de ciego como lo han venido haciendo. Está claro que existen expertos que analizan constantemente las posibles soluciones: escúchenles. ¿Desintegración? ¿Ruptura violenta de la Unión Europea? ¿Alemania como líder de un club selecto a los que los demás deberán seguir? No deberían ser opciones aceptables. Pero claro… los que tienen el poder sólo se embriagan hasta morir y llevarnos a todos a la muerte con ellos.

Nelson Mandela: líder sudafricano, símbolo de la lucha contra el apartheid, imagen de la libertad, premio Nobel de la Paz en 1993… Fue encarcelado junto con otros 150 compañeros de partido injustamente, permaneció 27 años en prisión, la mayoría en condiciones precarias.
Podría enumerar muchos más aspectos de su biografía, pero no lo haré porque sus logros son mundialmente conocidos. Y este artículo no habla de eso. Habla del enfrentamiento entre sus familias. Habrá miles de versiones, o quizá no tantas, quizá sólo una por miembro del clan Mandela. Mi única impresión al leerlo es: Nelson Mandela está enfermo, ha perdido la memoria y apenas se mueve; mientras tanto, sus nietos hacen uso de su nombre y sus logros, conseguidos a base de años y años de sufrimiento, lucha y esfuerzo, para lucrarse. Lamentable. Punto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Reacción - Atracción

He decidido retomar este blog así, de repente, no porque haya tenido mucho éxito (todo lo contrario) ni porque espere que de pronto esto ca...